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Chapitre D'ouvrage Année : 2019

Histoire industrielle et éthique

Résumé

This text was intended to highlight the idea that the ethical requirement of virtue and justice - in the Nicomachean sense - is relatively stable over time, while the forms that industry takes are eminently variable. An excessive fascination with observing and measuring the ever-changing forms of economic and industrial activity could then too easily lead one to believe that "disruptive" "industrial types" that do not stand the test of time are "disruptive". Iran and Greece today account for a tiny fraction of world GDP and even less of industrial value added. Ironically, these countries where the state and democracy were born have been at the forefront of the news in the course of 2010, Greece because of its economy at the antipodes of the German industrial model and Iran because of its nuclear and geostrategic ambition based on Shiite spirituality. A small and very old country could have sunk the construction of Europe. Another "small and very old country" wanted to create the first "Islamic republic" in 1979, which Michel Foucault welcomed in 1979, even if we may not share his enthusiasm afterwards. In the first century A.D., India and China together accounted for nearly 60% of the world's GDP, while Rome accounted for a little more than 20%. In 1820, they still produced 49% of the world's GDP, while France and the United Kingdom together accounted for only 10%. However, it was the French revolutionary ethic that served as an anchor for the Marxist revolutionaries in Russia and China. And it is Smith's invisible hand that has organized the world economy for two centuries. India has chosen a path of its own. Hence a simple conclusive proposition: is it not ethics and ideas that explain, even if they do not determine them, industrial history? The economic balance of power has, in fact, changed significantly only in the last two centuries and seems to be reshaping its historical course over a very long period of time. To this must be added men, their number (and their dignity): "there is no wealth except in men" said Jean Bodin, a contemporary of Montaigne in the 16th century. Under these conditions, the most noteworthy industrial transitions would be those of China, India and Africa, where the population is or will soon be the most numerous. The "industrial" transition illustrated by the GAFAMs would then be more of a financial transition, if we follow François Perroux's model according to which domination is first industrial then commercial before becoming financial. If Perroux is right, China would be in phase 2 (commercial) and the "commercial war" unleashed by the United States would be a poor rearguard action, perhaps the beginning of the end of this empire, as was the very chauvinistic revaluation of the sterling after the First World War. It would seem that it was the liberal ideas of Western Europe, the political concepts of the Enlightenment and the Euro-Marxian aggiornamento of the 19th century that dominated recent economic history, giving it meaning, significance and expressing, for better or for worse, universal values. In "industrial and ethical history", contrary to the dominant doxa, it should then be remembered that it is ethics that is ultimately decisive and not industry. This text began below Kondratiev, at a time when more than half of productive capital was made up of agricultural land in the most advanced countries. At the beginning of the 20th century, in the USA, about 55% of capital (expressed as a % of National Income) was financial and 40% was made up of housing (Piketty p. 239). Such a proportion is very stable in the short and medium term except in the event of a major crisis (wars, 1929 crisis in particular). Wallerstein & al (2014) observe, in the Braudelian tradition of world economies, that cataclysmic events such as the French Revolution, the First World War or the fall of the USSR occur about once a century. The French Revolution thus marked the end of the political and ethical hegemony of the Great Nation, the First World War that of Europe. The end of the USSR in 1989 was first the end of the dream of a matrix economy of the value of work, which had been developed by the mathematicians of Gosplan, and then the - brief - fear of the American hyperpower, to quote Hubert Védrine. It is above all the beginning of the rise of Chinese state neo-capitalism, heir to what Marx called "Asian despotism". This is perhaps one of the possible futures of the "new industrial world" in relation to which it will be necessary to create weapons of critical analysis that will allow us to continue to hope that other alternatives remain not only possible but also, and above all, that they will be able to be used in the future.
Este texto pretendía destacar la idea de que la exigencia ética de la virtud y la justicia - en el sentido nicomacheano - es relativamente estable a lo largo del tiempo, mientras que las formas que adopta la industria son eminentemente variables. La excesiva fascinación por observar y medir las formas siempre cambiantes de la actividad económica e industrial podría entonces llevar fácilmente a creer que los "tipos industriales" "perturbadores" que no resisten la prueba del tiempo son "perturbadores". El Irán y Grecia representan hoy en día una fracción ínfima del PIB mundial y aún menos del valor añadido industrial. Irónicamente, estos países donde nació el Estado y la democracia han estado en primera línea de las noticias en el curso de 2010, Grecia por su economía en las antípodas del modelo industrial alemán e Irán por su ambición nuclear y geoestratégica basada en la espiritualidad chiíta. Un país pequeño y muy antiguo podría haber hundido la construcción de Europa. Otro "pequeño y muy antiguo país" quiso crear la primera "república islámica" en 1979, que Michel Foucault acogió con beneplácito en 1979, aunque no podamos compartir su entusiasmo después. En el primer siglo d.C., la India y China juntas representaban casi el 60% del PIB mundial, mientras que Roma representaba un poco más del 20%. En 1820, todavía producían el 49% del PIB mundial, mientras que Francia y el Reino Unido juntos representaban sólo el 10%. Sin embargo, fue la ética revolucionaria francesa la que sirvió de ancla para los revolucionarios marxistas en Rusia y China. Y es la mano invisible de Smith la que ha organizado la economía mundial durante dos siglos. La India ha elegido un camino propio. De ahí una simple proposición concluyente: ¿no son la ética y las ideas las que explican, aunque no las determinen, la historia industrial? De hecho, el equilibrio de poder económico sólo ha cambiado significativamente en los dos últimos siglos y parece estar reconfigurando su curso histórico durante un período muy largo de tiempo. A esto hay que añadir los hombres, su número (y su dignidad): "no hay riqueza excepto en los hombres" dijo Jean Bodin, un contemporáneo de Montaigne en el siglo XVI. En esas condiciones, las transiciones industriales más notables serían las de China, la India y África, donde la población es o será pronto la más numerosa. La transición "industrial" ilustrada por los GAFAM sería entonces más bien una transición financiera, si seguimos el modelo de François Perroux según el cual la dominación es primero industrial y luego comercial antes de convertirse en financiera. Si Perroux tiene razón, China estaría en la fase 2 (comercial) y la "guerra comercial" desatada por los Estados Unidos sería una pobre acción de retaguardia, tal vez el comienzo del fin de este imperio, como lo fue la muy chauvinista revalorización de la libra esterlina después de la Primera Guerra Mundial. Parecería que fueron las ideas liberales de Europa occidental, los conceptos políticos de la Ilustración y el aggiornamento euro-marxista del siglo XIX los que dominaron la historia económica reciente, dándole sentido, significado y expresando, para bien o para mal, los valores universales. En la "historia industrial y ética", contrariamente a la doxa dominante, debe recordarse entonces que es la ética la que es decisiva en última instancia y no la industria. Este texto comenzó debajo de Kondratiev, en un momento en que más de la mitad del capital productivo estaba constituido por tierras agrícolas en los países más avanzados. A principios del siglo XX, en los EE.UU., alrededor del 55% del capital (expresado como % de la Renta Nacional) era financiero y el 40% estaba compuesto por viviendas (Piketty p. 239). Esta proporción es muy estable a corto y medio plazo, salvo en caso de crisis importante (guerras, crisis de 1929 en particular). Wallerstein & al (2014) observan, en la tradición braudeliana de las economías mundiales, que los eventos catastróficos como la Revolución Francesa, la Primera Guerra Mundial o la caída de la URSS ocurren aproximadamente una vez por siglo. La Revolución Francesa marcó así el fin de la hegemonía política y ética de la Gran Nación, la Primera Guerra Mundial la de Europa. El fin de la URSS en 1989 fue primero el fin del sueño de una economía matricial del valor del trabajo, que había sido desarrollada por los matemáticos de Gosplan, y luego el - breve - miedo a la hiperpotencia americana, para citar a Hubert Védrine. Es sobre todo el comienzo del auge del neocapitalismo estatal chino, heredero de lo que Marx llamó "despotismo asiático". Este es quizás uno de los futuros posibles del "nuevo mundo industrial" en relación con el cual será necesario crear armas de análisis crítico que permitan seguir esperando que otras alternativas sigan siendo no sólo posibles sino también, y sobre todo, que puedan ser utilizadas en el futuro.
On voulait dans ce texte faire ressortir l’idée que l’exigence éthique de vertu et de justice – au sens de Nicomaque - est relativement stable dans le temps tandis que les formes que prend l’industrie sont éminemment variables. Une fascination excessive pour l’observation et la mesure des formes toujours changeantes de l’activité économique et industrielle pourrait alors faire croire trop facilement que sont « disruptifs » des « types industriels » qui ne résistent pas à l’épreuve du temps. L’Iran et la Grèce représentent aujourd’hui une fraction infime du PIB mondial et moins encore de la valeur ajoutée industrielle. Ironiquement, ces pays où sont nés l’Etat et la démocratie ont occupé au cours des années 2010 le devant de l’actualité, la Grèce du fait de son économie aux antipodes du modèle industriel allemand et l’Iran du fait de son ambition nucléaire et géostratégique basée sur la spiritualité chiite. Un petit pays très ancien aurait pu faire sombrer la construction européenne. Un autre « petit pays très ancien » a voulu en 1979 créer la première « république islamiste », ce dont Michel Foucault s’est félicité en 1979, même si on peut a posteriori ne pas partager son enthousiasme. Au premier siècle après J.-C., l’Inde et la Chine réunies pesaient près de 60% du PIB mondial quand Rome en représentait un peu plus de 20% . En 1820, elles produisaient encore 49% du PIB mondial quand la France et le Royaume Uni en représentaient à eux deux 10% seulement. Pourtant, c’est l’éthique révolutionnaire française qui va servir de point d’ancrage aux révolutionnaires marxistes de Russie et de Chine. Et c’est la main invisible de Smith qui va organiser l’économie mondiale depuis deux siècles. L’Inde a choisi une voie qui lui est propre. D’où une proposition conclusive simple : ne serait-ce pas l’éthique et les idées qui expliquent, même si elles ne les déterminent pas, l’histoire industrielle ? Les rapports de force économiques n’ont à vrai dire bougé de manière significative que depuis deux siècles et semblent rependre leur cours historique de très longue période. A cela il faut ajouter les hommes, leur nombre (et leur dignité) : « il n’est de richesse que d’hommes » disait Jean Bodin, un contemporain de Montaigne au XVI° siècle. Dans ces conditions, les transitions industrielles les plus dignes d’intérêt seraient celles de la Chine, de l’Inde et de l’Afrique, là où la population est ou sera bientôt la plus nombreuse. La transition « industrielle » qu’illustrent les GAFAM serait alors plus une transition financière, si l’on suit le modèle de François Perroux selon lequel une domination est d’abord industrielle puis commerciale avant de devenir financière. Si Perroux a raison, la Chine serait en phase 2 (commerciale) et la « guerre commerciale » déclenchée pat les Etats–Unis serait un piètre combat d’arrière-garde, peut être le commencement de la fin de cet empire, comme le fut la très chauvine réévaluation du sterling après la 1ère guerre mondiale. Il semblerait que ce soient les idées libérales de l’Europe occidentale, les concepts politiques des Lumières et l’aggiornamento euro-marxien du XIX° siècle qui aient dominé l’histoire économique récente en lui indiquant un sens, une signification et en exprimant, pour le meilleur et pour le pire, des valeurs universelles. Dans « histoire industrielle et éthique », à contre-courant de la doxa dominante, il faudrait alors retenir que c’est l’éthique qui est déterminante en dernière instance et pas l’industrie. Ce texte a commencé en deçà du Kondratiev, à une époque où plus de la moitié du capital productif était composé de terres agricoles dans les pays les plus avancés. Au début du XX° siècle, aux USA, environ 55% du capital (exprimé en % du Revenu National) est financier et 40% composé de logements (Piketty p. 239). Une telle proportion est d’une grande stabilité à court et moyen terme sauf en cas de crise majeure (guerres, crise de 1929 notamment). Wallerstein & al. (2014) observent, dans la tradition braudelienne des économies mondes que surviennent environ une fois par siècle des évènements cataclysmiques tels que la Révolution française, la guerre de 14-18 ou la chute de l’URSS. La Révolution française signe ainsi la fin de l’hégémonie politique et éthique de la Grande Nation, la première guerre mondiale celle de l’Europe. La fin de l’URSS en 1989, c’est d’abord la fin du rêve d’une économie de la valeur travail matricialisée par les mathématiciens du Gosplan puis la –brève- crainte de l’hyperpuissance américaine, pour citer Hubert Védrine. C’est surtout le début de la montée en puissance du néo-capitalisme d’Etat chinois héritier de ce que Marx appelait le « despotisme asiatique ». C’est peut-être un des avenirs possibles du « nouveau monde industriel » vis-à-vis duquel il conviendra de créer des armes d’analyse critique qui nous permettront de continuer d’espérer que d’autres alternatives demeurent non seulement possibles mais surtout souhaitables. C’est ce que les formes émergentes d’organisation un peu partout en Europe laissent deviner. L’Europe serait alors fidèle à sa vocation kantienne de promotion des valeurs de paix universelle .
Fichier non déposé

Dates et versions

hal-02497462 , version 1 (03-03-2020)

Identifiants

  • HAL Id : hal-02497462 , version 1

Citer

Thibault de Swarte. Histoire industrielle et éthique. Pierre-Antoine Chardel; Sophie Bretesché; Carine Dartiguepeyrou; Thibault de Swarte. Transition industrielle et organisations émergentes : l'éthique en question, Presses des Mines-Transvalor, pp.69-92, 2019, Libres opinions, 978-2-35671-548-7. ⟨hal-02497462⟩
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